Todos hemos escuchado, quizá cientos o miles de veces, que hay que enseñar con el ejemplo. Nada mas simple ni mas dificil de conseguir. Nos obliga a los padres a depurar nuestros errores y perfilar nuestros habitos para que con el ejemplo de una vida saludable y responsable, podamos transmitir valores adecuados a nuestros hijos, y vayan formandose en la responsabilidad, el respeto, la tolerancia la responsabilidad y los valores humanos asociados al espíritu, confianza, esfuerzo, voluntad, gratitud, alegria, sacrificio, etc.
Que poco nos cuesta decir: apaga la tele si no la ves, y nosotros nos la dejamos encendida; o apaga las luces si no las necesitas, baja la basura, recoge cuando acabes, procura no ensuciar, etc. y en muchas ocasiones somos nosotros los que no lo hacemos habitualmente. Es un mal ejemplo, puesto que los niños disciernen perfectametne lo que ven de lo que escuchan cuando ello no es coherente, y aprovechan dichas ioncongruencias para elegir del lado de la comodidad si no se le guia constante y adecudamente.
Por ello, los padres tenemos que cotinuar desarrollando nuestras responsabilidades y depurando nuestro caracter para ser un ejemplo mejor cada dia. Es una ocasión para cambiar en nosotros esos hábitos que pueden mejorar nuestra persona: descanso, levantarse raudos y muy temprano, preparar cosas o tareas para el dia siguiente, hacer las cosas prontamente, aprovechar pequeños intervalos de tiempo para realizar pequeñas actividades que se van atrasando, ordenar nuestras habitaciones y mesas de trabajo o despacho, evitar bebibas alcoholicas, refrescos gasesosos, dulces y gastos superfluos, ayudar en la casa, la cocina, la mesa, el polvo, la limpieza, los suelos, recoger, etc... Tenemos tantas cosas en las que esforzarnos y en dar ejemplo que no podemos relajarnos; debemos tambien esforzarnos, como ellos, en mejorar dia a dia, para que vean tambien un gran esfuerzo en nosotros. El ejemplo.
De ellos es el presente y el futuro, y con confianza pueden lograr todo aquello que se propongan. Es importante hacerles crecer en la confianza de que su trabajo diario tiene una incidencia enorme en su desarrollo, presente y futuro; y que esos logros, que dependen de el deben dirigirse al logro de valores personales, más que materiales; puesto que estos llegarán por añadidura. Por ello debemos esforzarnos en ser tambien una hormiguita que día a día, se esfuerza y supera. Ellos lo verán.
Nota.: Esta es una opinión del autor, a modo de testimonio personal.
José M. Faubel.
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